BIOGRAFIA DEL BEATO, FOLLETO DEL TEMPLO DE SAN FRANCISCO, PUEBLA

 La biografía del Beato Sebastián de Aparicio, está en el útil e informativo folleto que se consigue en el Templo de San Francisco, en la ciudad de Puebla, donde está la Capilla del Beato Sebastián de Aparicio, mide aproximadamente 20 cms de alto por 11 de ancho.

Su portada reproduce un mural de talavera que se encuentra en el atrio de la Iglesia de San Francisco. Ese mural a su vez, es una reproducción del cuadro No. 19 pintado por M. Jerónimo Zendejas (1802) Puebla, Pue.


En la parte de atrás tiene una forma de que se contacte con el lugar:

Templo de San Francisco

14 Oriente 1009, Puebla, Pue. México

Tel: 235-83-08

Pero como ya tiene sus años ese folleto, yo anoto aquí los actuales:

Templo de San Francisco

14 Oriente 1009, Barrio del Alto, 72290 Puebla, Pue. México

Tel: 222 235 1659

El templo pertenece a la jurisdicción eclesiástica de la Arquidiócesis de Puebla de los Ángeles, está dedicado a las Cinco llagas de San Francisco, y fue el primer convento establecido en la ciudad de Puebla.

A continuación, transcripción del texto del mencionado folleto. Me permitiré poner en negritas o marcar en amarillo lo que me parece de suma importancia.


"LA FAMILIA Y LA TIERRA DE SEBASTIAN.

Sebastián nació en Gudiña, aldea del reino de Galicia, España, el 20 de enero de 1502. El padre de Sebastián se llamó Juan, con el apellido de Aparicio. Sabía de campos y labranzas, de cultivos, de vacas, toros y borregos. Conocía también de compra de mercancías, pero sobre todo de carretas y de transporte de productos en ellas. Fue un hombre cabal, a toda ley, pero sobre todo un magnifico cristiano.

La madre de Sebastián fue Teresa del Prado, un amujer hacendos y llena de virtudes. Sabía de cocina, de costura, de lavado y de artesanías, pero también, como su marido, sabía de Dios.
Juan y Teresa habían procreado dos hijas. Sebastián fue el tercer vástago. Juan y Teresa sembraron buena semilla durante la niñez y juventud de Sebastián.


HACIA OTROS DERROTEROS

De tal padre, tal hijo. Sebastián heredó de su padre el amor por el trabajo. Supo hacer más productiva la tierra, conocía la doma de toros y caballos, aprendió el manejo de las carretas y se aplicó al acarreo de mercancías.
De su madre heredó el amor a Dios y aprendió de ella a conversar con Dios y a vivir de acuerdo a los principios cristianos.

Sebastián contaba con quince años cuando pidió permiso y la bendición de sus padres para dejar el hogar y partir hacia otros lugares con el fin de conseguir trabajo. Ganaría más monedas y ayudaría al sostenimiento de la familia, especialmente reuniría las dotes que necesitaban sus hermanas para poder contraer matrimonio. Sebastián anhelaba triunfar. Lo consiguió.

HACIA MEXICO

Sebastián conoció que muchos de sus compatriotas que marchaban a las tierras recién descubiertas del Nuevo Mundo estaban adquiriendo buenas fortunas. La ilusión de hacer otro tanto se despertó en él y decidió embarcarse. Contaba con 31 años cuando desembarcó en el Puerto de Veracruz.

Era el año de 1533. La ciudad de Puebla había sido fundada dos años antes, en 1531. (NOTA: Ojo, 1531 es el mismo año de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego en el Tepeyac y a su Tío en Tulpetlac.)

El "Gallego Sebastián" después de haber trabajado durante casi veinticuatro meses en el puerto veracruzano, buscó cobijo en la Angelópolis.

Los naturales de la región empleaban pequeños troncos delgados para sembrar las semillas. 

Sebastián les construyó el primer arado.

Cuando Sebastián advirtió que los naturales cargaban sobre sus espaldas cuanto tenía que ser transportado, les enseñó a domar y domesticar toros y caballos. 

Finalmente contribuyó para que los indígenas convirtieran en menos pesados sus trabajos mediante la construcción de la primera carreta.


CONSTRUCTOR DE LAS PRIMERAS CARRETERAS

Cabe el mérito a Sebastián de Aparicio de haber sido el primer diseñador y constructor de las primeras carreteras en México. 

Las primera: de Veracruz a Puebla;

La segunda, de Puebla a México

una tercera y cuarta: de México a Querétaro y de Querétaro a Zacatecas.

Sebastián es merecedor de incontables reconocimientos. Fue un civilizador en el sentido estricto del término.


SEBASTIAN, UN HOMBRE DE EXTIO

Sebastián de Aparicio caminó desde los buenos triunfos hasta los mayores éxitos. Adquirió dinero, se hizo de haciendas y le sobró fama de buen señor. Las semillas de bondad sembradas en su corazón por sus padres lo condujeron a convertir sus casas en escuelas de artesanías para los indígenas. 

Hizo de ellas, además, albergues para los necesitados. Compartió su pan, su ropa, su calzado con los naturales. Abrió siempre las puertas de sus casas y haciendas a quien llamara a ellas.


LA INVITACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASIS

El buen Sebastián frecuentaba a los frailes franciscanos de Tlanepantla. Ellos, ante las inquietudes y nuevas aspiraciones de Sebastián, le aconsejaron que siguiera el consejo de Jesucristo: que repartiera sus bienes entre los más necesitados y que, de ser posible, ingresara entre los "Hermanos Menores de San Francisco de Asís".

El de Aparicio siguió lo recomendado. Heredó mucho de lo que tenía a los indígenas que lo rodeaban. Regaló la mayor parte de su dinero a las monjas clarisas de la región y les pidió que le permitieran servirlas en el oficio de portero y mandadero del monasterio.

Le fue concedido. Francisco de Asís, sin embargo, lo seguía llamando.


UN FRAILE FRANCISCANO EJEMPLAR

El hio de Juan de Aparicio y Teresa del Prado tenía sed de perfección. Quería ser, como Francisco de Asís, "Alter Christus" (otro Cristo) y, aunque tenía setenta y dos años de edad, tocó en los portones del convento de San Francisco de la ciudad de México.

(NOTA: Actualmente hay una placa al respecto en dicho lugar).



Quiso Dios que Sebastián de Aparicio vistiera el hábito franciscano, que viviera su noviciado y que emitiera sus votos de vivir hasta la muerte, en pobreza, obediencia y castidad.

Los superiores lo enviaron a Tecali (población cercana a la ciudad de Puebla) en donde desempeñó los oificios de portero, cocinero, sacristán y hortelano. 

Fue trasladado a Puebla porque en el convento de ese lugar requerían de sus servicios, puesto que el númeor de frailes era muy elevado.

Allí volvió a las carretas y a los toros. Se convirtió hasta unos días antes de su fallecimiento en el hermano franciscano que recorrería la mayoría de las poblaciones aledañas a la ciudad. Hasta los 98 años, edad en la que Dios lo llamó a su Reino, Fray Sebastián de Aparicio fue el hijo de Francisco de Asís que sirvió a sus hermanos de hábito recolectando leña, semillas, verduras y cuanto la gente regalara para la alimentación de los frailes.

(NOTA: Su puesto era de limosnero y recolector)

Sebastián vivió hasta el último momento cultivando las virtudes cristianas y otorgando verdadero ejemplo sobre todo de caridad y humildad.

Falleció el 25 de febrero de 1600.

Su cuerpo fue exhumado por primera vez el 19 de julio del mismo año de su muerte. El cadáver fue encontrado incorrupto. Dos años después fue exhumado por segunda vez (junio 29 de 1602).
El cuerpo continuaba oincorrupto. 
La jerarquía eclesiástica, a petición de los franciscanos, inció investigaciones y analisis sobre la vida y virtudes de Fray Sebastián de Aparicio. 

El Papa Clemente XIII declaró que sus virtudes fueron heroicas (mayo 2 de 1768). 

Finalmente el Sumo Pontífice Pío VI decretó la solemne beatificación de Fray Sebastián de Aparicio.
Eso sucedió el 1 de mayo de 1789.

El cuerpo de Beato Fray Sebastián de Aparicio continúa incorrupto y es venerado en la capilla que lleva su nombre y que se encuentra dentro del templo de San Francisco en la ciudad de Puebla.


Video breve sobre la vida del Beato Sebastián de Aparicio https://www.youtube.com/watch?v=70TtSAQWgdk


(Martín Borboa Gómez)

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